La primera impresión al entrar en este piso, un bajo con terraza en una urbanización en la sierra de Madrid, fue de grandes contrastes. Por un lado, se veía la reforma que había acabado recientemente, pues no coincidía con los pisos standard de esa zona. En la entrada, una cocina ampliada al haber incluido una entrada pequeña y angosta. Derribar tabiques. Se deja ver al final de un pasillo lateral, el salón y una amplia terraza que aporta luminosidad.
Sin embargo, todo parecía encajar como un tetris, pues aunque las distintas piezas reposaban ordenadas, la mirada se ahogaba, pues no dejaban el suficiente aire entre ellas. Pareciese como si el espacio y el mobiliario fueran cada uno por su lado, atendiendo cada uno a sus intereses personales, sin tener en cuenta el todo. ¿Falta de coherencia?
El espacio era moderno, nuevo y con lámparas de diseño. Me cuenta esta clienta, que el resto de muebles son los del propietario anterior, con el que probablemente comparta su sistema de creencias, pues de lo contrario no hubiese accedido a mantenerlos como lote incluido de la casa.
Trabajamos la necesidad de insuflar aire, respirar, y salir de la practicidad extrema. El que los muebles sean funcionales, no está reñido con la armonía y el buen gusto. La consultante es muy creativa y artística, así que rápidamente se agudizó su percepción y nos pusimos manos a la obra. La iluminación era clave, pues a pesar de recibir mucha luz natural, no deja de ser un bajo, y hay que potenciarla. Al igual que las plantas, y para poder crecer, hay que atender la luz y la capacidad para recibirla. El aspecto más femenino, la receptividad y estar disponible en la vida, se dejó caer en las conversaciones. Mientras tanto, nos movimos por su casa, con la intención de un nuevo cambio de aires..
Una vez la energía comenzó a fluir de otra manera, sin tanto obstáculo, pudimos plantear lo que estaba pulsando desde dentro, y escuchamos la parte más emocional y personal implicada. Seguimos en proceso! Conforme vamos decorando, los asuntos más inconscientes se asoman para por fin, darles luz, y así dejan de operar con tanta fuerza, y recuperamos el mando de nuestras vidas.
